viernes, 31 de agosto de 2012

Estos chimpancés no le piden nada a Ben Grimm

 



  Hoy les platicaré de un señor bien terquito allá en H.Q: a quien regularmente se le tenía que estar diciendo una y mil veces que si le añadíamos más arena a la mezcla en los ladrillos, de nada serviría, ya que acabarían por deshacerse. Esto debido a la escasa cantidad de cemento.  Eran como entre un 60-80 que salían a diario, pero hacerlo entrar en razón era igual que hablarle a una silla Y todo pasó... Gastó más de 6 mil pesos en material y nada se aprovechó, porque cada que se alzaba una barda, al día siguiente yacían todas tiradas en el piso.  Don Kwáild se justificaba pronto, diciendo -  Es mi dinero ¿no?   Yo más bien diría que eran las cuotas que con tanto esfuerzo le costaban a los padres de familia dejar en el instituto para la manutención de los dizque futuros ministros cristianos, finalmente toda esa plata invertida terminaba yéndose al caño.
 Recuerdo a Yunior-Kwaild presumiendo en una de sus predicaciones, que había recibido según él tremenda ofrenda de amor y que decidió dársela a un país en desgracia Una de esa veces que lo invitaron los gringos, ya sabrán... de esos pastores adinerados que se creen los grandes apóstoles. Mientras él seguía platicando su gran hazaña; yo medité algo como ¿Qué habrá estado pensando este mico?  Bien que se apartó un dinero de ahí para comprarle unas motonetas a sus hijos, ¿Y el instituto?  a todo dar ¿verdad?  En fin... Me dio mucha curiosidad que el hijo de don Kwaild se comportara cual orate, y haya cometido la imprudencia de haber obsequiado aquella exhorbitante suma de dinero a sabiendas de las carencias que había en el instituto, lo que actualmente ahora es supuestamente un centro de rehabilitación y casa hogar para niños y ancianos en riesgo, o lo que pudiera parecer un centro de ayuda humanitaria, ya que nunca se han dignado a bañar a los pobres ancianos, ellos mejor los dejaban seguir así de mugrosos, aunque los dormitorios estuvieran siempre oliendo a excremento y orines Pobres viejitos... Todos meados y cagados. Sé bien que no debería decir esto, pero a últimas tenía que pedirle al Tikis que me ayudara a bañarlos Y en apariencia cualquiera diría: ¡QUÉ GRAN CORAZÓN  tuvo el hijo de Don Kwaild al regalar semejante bendición económica!  Pero ¿Qué creen?  La realidad es todavía más siniestra de lo que parece. Te lo voy a decir de una manera... Digámoslo así: Un tanto capciosa. Para ello únicamente necesitaré pedir ser honesto... ¿Qué te habría convenido a ti si hubieras recibido dicha cantidad?...



1-  ¿Habrías deseado que te lo aplaudieran muchos evangelistas internacionales?  Desde luego para que en un futuro no muy lejano te reconozcan como el gran dador alegre, a sabiendas que tu institución necesita ya de una urgente y merecida manita de gato, como sería el contratar enfermeras que atiendan a los veteranos, quién por supuesto jamás se dignarían ellos a bañarlos ¡Mucho menos limpiarles el Aniceto Meléndez!?
 o quizá:  2-  Darle una alimentación digna a los niños u ocupar un poco de aquella ofrenda para llevar a todos { incluyendo a los rehabilitados } aunque sea a un parque, o tal vez llevarlos ¿Porqué no decirlo?  Al Konteki o al MacDanuls, o al cine para ver una película de acción, o ya de perdida a la feria del pueblo, disfrutar un rico helado, unas donas, churros, pan de dulce o quizá unos chicharrones de harina con su salsita, un Fratsi congelado, un refresquito, que sé yo... Pero no no no no ¡NOOOO!  No iban a entender caray, de ninguna manera. ¡Era demasiado complicado tratar de entrar a la mente de estas personas tan tacañas además de egoístas!  Pues sabían muy bien cómo desaparecer en corto las bendiciones que llegaban a H.Q, con decirles que les importaba muy poco que fuéramos a pedir pan duro al pueblo, o que las jóvenes tuvieran relaciones en la Institución. ¿Podrían ya imaginar el testimonio que el gran evangelista internacional estaba dando en Xoricalco?  La mayoría de la veces estos sujetos eran tan parecidos a Ben Grimm. Y es que regularmente se portaban como unos verdaderos cabezas de piedra. Tal y como dijera el dicho popular... "De tal padre tal hijo"

  
  De manera que al final el Junior prefirió quedar bien con toda esa bola de riquillos gachos, según ellos... Dizque evangelistas. ¡Aaaaaay, qué triste situación!  Pero es la más cruel y cruda verdad... Unos eligen ser desvergonzados y "diligentes" Y el otro, honrado, pero al fin desconsiderado y flojo. Incluso a los ojos de Dios, ambos casos quizá podrían parecer complicados. Aunque en el caso de los deshonestos en cuanto al manejo de las circunstancias es más que evidente. Y es que a simple vista... ¿Quién inspira mayor simpatía: Los pudientes evangelistas o el "Dador alegre"? Mejor aún, analizándolo desde otro punto de vista: ¿Quién inspira mayor repugnancia? O... ¿A quién debemos realmente llamar "El malo" y a quién "El bueno" ¿Acaso deveríamos llamarlos malos o a todos buenos? Sin importar el tipo de respuesta que nosotros, como lectores, seamos capaces de ofrecer... El triunfo de la mala intención resulta no sólo palpable, sino indiscutible, una vez más, por muy moral que esto se pueda ver. Otra ocasión me pidió Don Kwaild quitar una roca de casi tres toneladas que incluso a Ben Grimm le hubiera costado haber podido sacar Tres días duró la penitencia, y don Kwaild me decía: ¡Nada le hace que te lleves los dos periodos de 9 meses que te exige el instituto!  En este caso ( Para recibir tu doctorado en Teología )  ¡NADA. ÓYELO BIEN: NADA LE HACE QUE TE TARDES EL TIEMPO QUE SEA. NO HAY PRISA, TIENES MÁS DE UN AÑO PARA SACAR LA PIEDRA!  Y no sé cómo le vas a hacer pero tú me sacas esa piedra a como de lugar, ¡Ya te dije! 
  Pasaron ocho días, y ya andaba yo como cigüeña distraídaSi acaso rompí una cuarta parte de la enorme piedra; fue ahí cuando finalmente me ayudaron don Gelasio y otras cuatro personas para sacarlaMi trabajo estaba casi por concluir, no sin antes mencionar que ya me había esmerado en aflojar la piedra, por supuesto con barreta y todo lo demás, pero quien realmente hizo el trabajo difícil durante aquellos días, fui yo.  Y vaya que era duro tratar con esta clase de gente comodina Cuando se nace en pañales de seda, uno está acostumbrado a comer y vivir de lo lindo, obvio que era más fácil para ellos dar órdenes a mejor poner el ejemplo. ¡Pero qué modestos se veían!   






       Y ESTA OTRA HISTORIA, QUIZÁ SEA UN POQUITO MÁS REFLEXIVA DE CONTAR...




  Fue hace tres años, muy probablemente la última ocasión que Don Kwaild me vuelva a recibir en sus moradas Cierta ocasión una jovencita se endemonió, me hubieran visto aquel día, andaba algo peor que espantado. Y es que aparte de mí, nunca había tenido la experiencia de participar en una liberación de tal magnitud.  De volada fui a avisarle a don Kwaild, diciéndome éste  ¡Ya mismo voy para allá!  Regresando al dormitorio donde se alojaban las chicas, había un tremendo desorden, algunos de los jóvenes, particularmente el que tenía un auténtico vocabulario infernal, pretendía liberar imponiendo manos sobre la joven, con la idea según él, de querer sacarle el Chucky a la niña, sólo arriesgándose a una peligrosa transferencia demoníaca, yo esperaba que el Director los corriera a sus dormitorios, de verdad lo creía una persona más consciente al cachetes de Bulldog, parece que sólo se concretó a sujetar de las manos a la chica, debido a que la cama ya parecía toro mecánico, y el gran evangelista internacional se limitaba a decirle a lo que había dentro de la jovencita:  ¡No podrás contra el ungido. No podrás contra el ungido!  Se lo dijo quizá como cinco o seis veces, y hasta ahorita me lo sigo preguntando todavía: ¿A quién se habrá estado refiriendo cuando decía eso?  a él o al Señor Jesús?  Ganas no me faltaban de sacar a toda esa bola de rehabilitados majaderos, queriéndole hacer al obispo ( cosa que desde un principio debió haber hecho Don Kwaild o su hijo )  Ya que nunca se me dio un cargo especial, razón por la cual no tomé autoridad al respecto, finalmente me tenía que sujetar ( quiera o no ) a mi Pastor kwaild, y no es amargura lo que siento, mi preocupación era que se originara un desorden mayor del que nosotros hubiésemos podido controlar Casi veo al tío Kwaild viendo todo esto y diciendo a la vez -  ¡Exagerado que eres!  Ándele pues, soy un exagerado.
  La hermosa Piedra del ángulo siempre nos invita a hacer las cosa en su debido orden, y algunas veces de acuerdo a como nos lo dicta el corazón, pero también nos insta a que sepamos con qué material estamos contando para edificar ¿No lo dice así la Biblia?.  Y aún conservo otra pregunta: ¿En verdad quería ayudarlos?  No solamente a los trabajadores pobres como nosotros, sino a los sin comida y a los sin techoPorque hay gente que verdaderamente está perdida.  ¿De quién pues será el trabajo de velar por su bienestar?  Si de nosotros, hagámoslo entonces con amor y dignidad, no como decimos acá en México:  "Al ahí se va"  O hacerle igual que Don Kwaild... Mejor dejar que todo se desarrolle de manera natural.  Ya que si interferimos en el trato, se corre el riesgo de cambiar su destino e incluso la voluntad de Dios, ¡Puff !



 Yo espero que el Director medite en esto aunque siempre piense que soy un pobre tonto.
Ahora, si yo sé que no puedo tener la responsabilidad de aventarme una bronca tan choncha, como es el caso de cuidar a tanta gente dañada por la maldad y el desprecio, ¿No sería mejor desistir?
Digo, no es que sea pesimista pero es mejor eso, antes que darles migajas a esos pobres ancianos, quienes aparte de todo, los dejan orinados y cagados disculpando la expresión.  Es importante entender que todavía son personas y no cadáveres, con los mismos derechos que tú y yo, pues todos vamos también para allá.  Incluso estoy casi seguro que si Armando Gutiérrez aún viviera, nos diría sin titubear :  Cuídense muchachosMéxico es un lugar muy peligrosoPero más peligroso creo yo, son las personas que Aroncito nos ha platicado. ¡Lo entiendo perfectamente!  Hace tiempo que he venido observando esa clase de papelitos en la gente.  Sin duda querían que se fuera lo más pronto posible de aquel lugar.  No obstante, ya más de una vez me he explicado que la única salida que uno debe tener ante ese tipo de circunstancias, es solamente haciéndoles frente.  Por lo tanto no me explico aún la infinita paciencia que tuvo con esa clase de embaucadores, quienes a mi parecer, constantemente estaban vigilando la entrada y salida de todo aquello que estuviera él haciendo Para mí habría sido ya: ¡La hora de pelear!




      EN RESUMEN


 Cuando algo que ocupa un espacio enorme en tu vida llega a su fin, entonces tú tienes que pasar por un período de luto.  Por lo que me encantó "El Instituto teológico"  Fue uno de los más difíciles y una de las mejores experiencias de mi vida.  Pero una vez dicho esto, yo siempre estoy pensando en lo que viene, pero también en lo que sigue siendoPor ejemplo... Muchos pedicadores se convierten en "pequeños pontífices" dictadores espirituales, que hacen del púlpito su trono, de la iglesia su reino y de la Biblia... Lamentablemente una herramienta más de manipulación para sus propios intereses.
 Lo que era el Braulio, un sujeto escuálido, de cabello negro, peinado estilo Pin Pon, de sonrisa tonta y ademanes afeminados. Era uno de eso tipos engreídosUsaba la ropa de su padre para parecer todavía más adulto. Ya saben... Con el cinturón elástico hasta la barriga. Siempre hablando como un diccionario, e intentando afanosamente demostrar como de costumbre, mucha caridad. Y otros como el Lalo... dizque se encargaban de cuidar dicho lugar, estaban más puestos que un calcetín para recibir su salario ministerial, que mejor atender a los ancianos del instituto con empeño y dedicaciónEran unos verdaderos pelafustanes, despiadados.  Destrozando la dignidad de los necesitados, para luego refugiarse en su casa y comer de lo mejor, en su inmensa desconsideración.
 A veces no basta levantar al débil, ¡Hay que sostenerlo al menos un rato!  De verdad hermanos, antes que el Señor los reprenda, dejen de hacer las cosas al aventónYa son demasiadas fregaderas.






         CUIDENSE MUCHACHOS 
    
   

 




















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